Viviendo el sur de México... El inicio.

"...Toma en la esquina el colectivo 48; después solicita bajar en Parque Roque, baja una cuadra y dos a la derecha, en un portón, salen los colectivos a Chiapa de Corzo."
 Didier, abril 2016.


"Todavía no alcanza ni la media tarde y he dejado mi estómago al borde del colapso; inicialmente mi mente programó al cuerpo a no levantarse, era un inicio de estado depresivo, que había que combatir. Chiapas estaba afuera y esperaba ansiosamente ser explorado."

El avión dejó aterrizar en la capital del estado, Chiapas.
Tuxtla Gutiérrez sería el inicio de uno de los viajes más largos y con magia en cada uno de sus sabores.
Entre la 9na y 8va Poniente Sur esa tarde-noche se descubriría la primera anécdota de esta historia; hombres y mujeres con tanto porte y luz, con manos que relataban el paso de las décadas en sus vidas, personas de mucha edad y más alegría, bailando al son de la marimba, justo ahí en el Parque de la Marimba. Y como ignorar el olor penetrante del café proveniente de la cafetería que se encontraba sólo al cruzar esa calle.

Parque de la Marimba. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. (Didier, 2016)

 Las labores y compromisos hechos para llevar a cabo este viaje que tomaría más de dos meses, implicaban regresar al hotel y continuar con el trabajo escolar, hacer que valiera la pena cada minuto de esta estancia.

Siguiente parada, el lugar donde en 1913 nace el médico Belisario, sí Comitan de Domínguez. Lugar que no tomó mucho tiempo para convertirse en casa, en un hogar.

Las clases de"gastronomía" no cesaban, queso y quesillo no es lo mismo, ya que este último es el conocido como "oaxaca"; y pozol y pozole tampoco lo son, siendo el primero una bebida de maiz servida al natural o con cacao, y si se sirve frío mucho mejor.

Bárbaro fue el cansancio, que ni la exquisitez del café chiapaneco logró combatir.

Pero esos viajes diarios de un Comitán a San Cristobal de las Casas, recorriendo las carreteras abundantes en pinos; una variación interminables de estados del tiempo. Volvería a repertirlos toda la vida.

Plan de Ayala, Chiapas. (Didier, 2016)
Pocos somos los seres humanos que nos podemos dar el lujo de ser invitados a sentarnos a comer unos deliciosos frijoles "rojos", mollejas de pollo fritas y tortillas recien hechas. De mancharnos la ropa con el jugo de un chayote cocido vendido por niños indígenas a mitad de la carretera después de salir de sus clases diarias.
Todo lo anterior descrito, fue un obsequio más de la vida, en un lugar denominado Plan de Ayala, Chiapas. Regalando sonrisas a toda costa y aportando en cada paso a los estudios de arquitectura vernácula, objetivo principal de este viaje tan enriquecedor.




Y al caer la tarde, siempre era posible volver a casa; con la señora Mary, con el Ingeniero, con la familia de Comitán, una familia no de sangre, de vida.

Plaza Principal de Comitán con su vestido de portales, por donde caminan señoras de hermosa vestimenta cargando los nuégados, gaznates y muca rellena de manjar, todo dentro de una gran canasta de palma.

Ahí en Chiapas y sus hermosos rincones, es un delito no probar la butifarra chiapaneca, es decir el embutido de carnes y especias, ya sea en una mesa de madera en algún corral o el lugar más popular de la ciudad, tienes qué hacerlo, tu paladar lo merece.

Y esto, es sólo el comienzo de una muy bonita travesía...

San Cristóbal de la Casas, Chiapas. (Didier, 2016)





Comentarios

Entradas populares de este blog

Del Pacífico al Caribe

El comienzo